20 de enero de 2009

Mors, mortis


Sendero que se agota
que se acota
se vislumbra cuando está encima
eterna, perpétua, infinita.

Ni cenizas ni gusanos,
de negro, de duelo, de llanto
crespones mugiendo
desconsuelo, la nada.

En el horizonte de las almas
el recuerdo,
veloz y fulminante,
flagelo a la espalda, golpe bajo.

Angustia nauseabunda, ardua, parca, fría
oscuridad de hoja perenne,
susurro macabro,
ni cielo ni averno,
el último de todos…

un suspiro

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