6 de julio de 2011

TIC TAC

Abuela, te llevo puesta en mi muñeca. Tengo que darte cuerda todos los días. Y reluces incluso a la sombra. Cada vez que veo el reloj fuera de mi muñeca te visualizo, si me lo pongo me inserto en él, ¿no es curioso?. Desde pequeñita me gustaba tu reloj y te preguntaba por él. Tú me respondías: - bueno pues si eres buena y te portas bien el día de mañana será tuyo. -

Hoy es el día de mañana y debe ser que no me he portado tan mal. Aunque holgado, no he podido evitar ponérmelo para ir a trabajar y mirarlo a cada minuto. Hoy el tiempo ha trascurrido de forma diferente, tú estabas en mi muñeca...

8 de enero de 2011

4 veces 4

Un, dos, tres, cuatro, un, dos, tres, cuatro.

Cuatro veces cuatro, cuatro elevado a cuatro y vuelta a empezar. Así comienza y acaba cada día. Siempre igual, siempre como el “Día de la marmota”. Lo peor llega al tener que salir de casa o irse a dormir: cuatro veces cuatro comprobar que los enchufes están quitados, las puertas cerradas, las luces apagadas, las ventanas cerradas y un sinfín de cosas que no parecen acabar nunca.

He de estar agradecida de que por lo menos el número que he escogido (no sé por qué), para hacer estas chifladuras sea el cuatro y no el veinticinco.

Voy a la cocina: hay cuatro fogones, ¡qué suerte, mi número favorito! y una colilla en el cenicero del día anterior. Ayer no usé el gas para nada y ya miré cuatro veces cuatro que la puñetera colilla estaba apagada por la noche (nunca tiro los ceniceros antes de dormir por si se prenden y se forma un coloso en llamas). Da igual, examino todo cual agente del CSI esperando descubrir algún indicio que pueda provocar un incendio. Ya me estoy imaginando los titulares de prensa: edificio de viviendas explota porque uno de sus vecinos no miró cuatro veces cuatro que el gas estaba apagado. Entonces, es como si empezara un rifirrafe acalorado entre el típico angelito y demonio que aparecen en las películas. Al angelito, llamémosle doña Lógica y al demonio don Absurdo.

-Vaya chorrada, ¿verdad?, entonces, ¿por qué sigues mirándolo?

-No hagas ni caso, y míralo una vez más.

-Sabes que no lo vas mirar sólo una vez, van a ser cuatro y luego otras cuatro…

-Tú ni caso, piensa en todo lo malo que podría ocurrir por no haberte cerciorado bien de las cosas.

-Tira la colilla al cubo, deja de manosear los fogones y lárgate.

-¡Ni se te ocurra! ¡Imagínate que se prende todo o que hay una fuga de gas!

Y ahí estoy yo, persona escéptica donde las haya, haciéndome caso de un número estúpido y creyendo que la peor de las desgracias se cernirá sobre mí si no hago estas locuras.

Después de estar más de 4 minutos mirando y toqueteando unos fogones y un cenicero, cierro la puerta y voy a por otra cosa. Con tanto trajín me he dejado la puerta de la nevera abierta pero da igual, eso no va provocar ningún accidente fatal. ¿Qué es toda la comida de la semana comparada con el desastre que acabo de evitar?

Angelito 0- Demonio 1.

Ahora vamos a por el encantador ser emplumado. Ya tiene sus juguetes, su fruta, su agua limpia, su pienso, su papel cambiado. Empiezo a mirar y a tirar de los comederos y de la puerta de su jaula para evitar de nuevo otra hecatombe: Amazonas Oratrix simpatiquísimo y entrañable se escapa de su jaula y huye por unas ventanas que están cerradas herméticamente. El loro me mira con cara extrañada y si hubiera aprendido a decir gilipollas, sin duda me lo llamaría.

Después de unas cuantas rondas de enchufes, luces, jaulas, ventanas, puertas y cocina (vuelvo otra vez, no vaya a ser que alguna fuerza invisible haya encendido el gas), cierro la puerta, que es el sumum de todas las cosas importantes que hay que chequear antes de irse a cualquier lado. Hoy he tenido suerte, el vecino pesado que sale a fumar a la ventana del descansillo no está y por lo tanto no desbaratará mis maquiavélicos planes: mirar y tirar de la puerta hasta que, básicamente y para no engañarse más, me quede el tiempo justo para no llegar tarde a trabajar. Tiro a un lado y otro hasta que se me quedan las manos rojas y me duelen los dedos de hacer tanta fuerza. Don Absurdo y doña Lógica vuelven a aparecer de nuevo, pero me temo que don Absurdo va a ganar como siempre por goleada hoy también. Con tanta lucha dialéctica interior me he despistado y he seguido tirando de la puerta sin contar el número de veces; ¡vaya, tendré que volver a empezar!

Un, dos, tres,cuatro, un dos, tres, cuatro.

Escrito por Cuchipán. ¿Lo habrá escrito 4 veces 4?

1 de enero de 2011

Con A de abuelos y abuelas


Maña, maña, maña... Cocinera y anfitriona, a todos querías sentar en la mesa y dar de comer a cualquier hora. Doña boticaria, infusiones de orégano y friegas para todo; peluquera y hacedora de peircings en orejas; tejedora de bufandas y jerseys. Cazadora de instantes con tus fotos, a ti no te gustaba salir en ellas. Mujer de armas tomar y de moral muy rígida. Un culo inquieto. No tenías miedo a nada, tan sólo a las tormentas. Fuiste un Ave Fénix de pelo incandescente y con una fortaleza extraordinaria.

Hasta lo más cruel de la vida narrado en tu boca hacía reír a los demás. Las penurias de la guerra son menos penurias si eres tú quien nos las cuenta, el campo de concentración, las contiendas... Un auténtico Roberto Benigni a la española y un anecdotario viviente dispuesto a sacar una carcajada del más tarasca, bien sentado en una silla de resplado tieso y bajo las faldas de un brasero, o paseando arriba y abajo por tu pueblo, al compás de tu navajita plateá, el chatito de vino y la gorra enroscada sobre tu cabeza. Con una pita siempre a mano por si hay algo que arreglar.

La bondad por excelencia, un Coronel del ejército español más de traje y medallas que de pensamiento. Todo aquel que le conoció sólo puede decir: - qué hombre más bueno-, un hombre sin enemigos. Él a todos perdona aunque lleven la crueldad como estandarte. Una sonrisa risueña y pequeña, cargada de paz inunda su rostro cuando te mira y te habla. Lector de periódicos y escriba en tu sillón orejero. Te gustaba instruir a tus nietos: maestro en enseñar libros de tapas gruesas con fotos a color, monedas antiguas y otros coleccionismos.

La autoestima suya y la de su familia: auténticos gigantes. Todos somos sus alhajas. Firme y segura, al margen de chismes de pueblo, gozosa de los éxitos que cosechan los suyos le gustaba compartir. Feliz con la vida, acompañada de sus gallos y gallinas, su casa rústica a la que llena de plantas y colorido. Para que sea menos tosca la cubre de paños y ganchillo que hace ella misma y me enseña. Presumida con su dentadura, siempre ilustra una sonrisa en la boca. Hospitalaria y humilde de corazón, que a nadie le falte un plato en la mesa ni una silla para tomar el fresco en la noche.

Os habéis ido despacito pero largo y me dejáis un montón de amor y escuela. Los besos y achuchones de abuel@s no son comparables a nada. Vuestro recuerdo es inmenso. Os quiero siempre.

1 de noviembre de 2010

¡Ay mi cuquita!


Bolita de pelo de orejotas caídas, suave, mimosa, siento tu lengua darme besitos sobre mi cara y tu ronroneo cálido de nariz pausada al acariciarte. La casa está quieta sin ti, tan vacía... no se escucha tu corretear por los pasillos, ni entre las sillas, las cortinas no se mueven si no es por el viento, ya no me sigues. Echo de menos tu brincar entre mis pies, tu gesto esperando en la puerta de la cocina sobre la alfombrita a que te de un trocito de comida, tus posturas, tu olor a heno, echo de menos tirarme al suelo para jugar contigo, llamarte cuquita, que me saludes cuando llego, ver cómo te acicalas tus orejitas. Me duele dejar las puertas abiertas y camino mirando el suelo para no pisarte...aunque sé que te has ido.

¡Ay mi cuquita! ¡cuánto te echo de menos!

2 de agosto de 2010

¿Terapia? sí, gracias


Entramos a una sala cuadrada, toda pintada de blanco, con techos altos. Se oye jazz de fondo. Hay un sofá triplaza enfrentado con otros dos monoplaza. Una mesa con 2 sillas y varios relojes. Esperamos en el sofá grande observando todos los rincones. Mil posturas hasta que llega la experta… ya no sé cómo ponerme para esperarla. ¡Qué inquietud!Me siento como la protagonista de una película de Woddy Allen con BSO propia. Este día de la semana es momento Woody Allen total. Alguien que sabe va a escuchar mis neuras. ¡Es absolutamente maravilloso!