5 de febrero de 2009

expediente sombras


Está amaneciendo, me voy a la cama de mamá y papá como todos los fines de semana. Tumbada de lado, veo cruzar del salón al baño del antiguo piso, una sombra con forma humana, vestida de blanco traslúcido, muy alta y delgada, con barba y sin pies. Sin mover un ápice de mi cuerpo, apenas puedo parpadear, apenas puedo respirar, pregunto a mamá si pápa está en casa. Me contesta que no, vuelvo a preguntar -¿y el tío?- y me dice que no hay nadie más en casa que nosotras dos. Trago saliva y me doy la vuelta abrazando a mamá cerrando los ojos y sin contarle lo que he visto.
Diez años más tarde…
Está anocheciendo, estamos en la cocina solas cuchipán y yo. La cuchipán da un portazo, grita y respira entrecortadamente apoyada de espaldas a la puerta. Está pálida y tiene la cara desarticulada por el pánico. Le pregunto qué le pasa y me cuenta que acaba de ver cruzar del baño al salón de la casa nueva una sombra con forma humana pero sin rostro, vestida de negro, bajita, gorda y encapuchada como un fraile. Un escalofrío recorre mi cuerpo e imagino que también el de cuchipán. Temblorosas nos abrazamos las dos. Ninguna queremos salir de la cocina. Llegan papá y mamá. Se lo contamos todo y para calmar la situación buscan por todos los rincones de la casa, hasta debajo de las camas. –Véis, no hay nadie-.
Y pienso, tampoco había nadie cuando tuve que ir al baño aquel día, hace ya más de 20 años…

No hay comentarios:

Publicar un comentario