El otro día me compré el libro de El Perfume, historia de un asesino de Süskind, y qué maldita casualidad que al día siguiente daban la película. Muy a mi pesar, me la tragué y encima vi el final. Bueno, pues entre la publicidad; más del 90% de los spots de perfumes y colonias por aquello de la navidad, yo que acababa de estrenar un ambientador para el salón, me había echado mascarilla en el pelo esa misma tarde, y había cocinado pescado y partido cebolla, me fui a la cama saturada de olores varios y obsesionada; empecé a oler las sábanas, las toallas, el pijama, la mesilla… porque soy cegata, pero tengo un olfato que tiene poco que envidiar al de Jean-Baptiste Grenouille.Tardé en dormirme, mi pituitaria no dejaba de investigar olores.
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